La importancia de las personas diferentes: Empatía.

 

A veces lo que una persona necesita no es una mente brillante que le hable, sino un corazón paciente que le escuche.

http://weloversize.com/queridodiario/empatizate/

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Gardner la bautizó como inteligencia interpersonal, es decir, la habilidad de una persona para comprender el universo emocional de otra. Pensaba que era un Don y que por tanto era ineducable.
Freud aludía a la empatía como la capacidad para entender lo que es esencialmente extraño a nuestro yo en otras personas.

Con el tiempo algunos expertos dicen que se trata de una habilidad que puede ser aprendida y perfeccionada…

 

Yo no tengo muy claro si la empatía es o no innata, si se trata de una habilidad que se puede practicar y mejorar, o si es algo que viene de serie. Pero lo que sí tengo claro es que hay personas que no se molestan en practicarla, bien porque no saben (y nunca reconocerían la inutilidad en este aspecto) o bien porque no la consideran necesaria (con lo cual ya demuestran que son unos inútiles). Con esta reflexión casi prefiero que sea algo innato y que la carencia de ella sea algo inevitable, entonces solo nos quedaría tener empatía y entender por lo que estas personas están pasando al vivir ajenos a las emociones de los demás, perdiéndose un montón de momentos inigualables de conexión.

Mi entorno suele decirme que abuso de esta palabra, y estoy segura de que llevan razón, pues me parece la base de las relaciones personales, sean del tipo que sean, y quizás utilizo este término para cada momento y situación, no sé si correcta o incorrectamente, pero con la seguridad de que la considero necesaria para la supervivencia emocional.

Habitualmente escojo rodearme de gente que “nació” con esta habilidad, aunque inevitablemente se me crucen en el camino esos seres desdichados ausentes de una práctica tan bonita. No me molestan, todo lo contrario, aprendo aquello que no quiero en mi vida. El problema es que no sé convivir con esta especie en extinción. Porque cada vez somos más los que nos preocupamos por lo que pasa a nuestro alrededor, por lo que sienten las personas que tenemos enfrente, por escuchar e intentar comprender… me acostumbro a lo bueno y aquello que no me aporta prefiero sencillamente obviarlo. Y las personas que solo saben escuchar su propia voz, aquellas que solo piensan en lo que ellos quieren o desean, las que no se preocupan en observar más allá de lo que está al alcance de sus narices… intento olvidar que alguna vez rondaron en mi pequeño mundo perfecto, de gente perfecta, con corazones perfectos que necesito inventarme para poder enfrentarme a un grupo de alumnos y poder enseñarles una realidad sin ningún tipo de interferencias nocivas.

Me gusta la gente que tiene el filtro de la diferencia muy activado, de esas que entienden que no podemos obligar a la gente a ser de una manera determinada (solo intentar reducir el impacto que tengan en nosotros), las que aportan y cuidan cada detalle, las que prestan atención a las palabras e inventan otras para definir historias. Creo en estas personas creativas que, sin duda, son el ejemplo para llevar a las aulas.
Los profesionales que trabajamos con personas debemos tener la empatía en práctica, desarrollada y perfeccionada, para enfrentarnos a nuestro trabajo diario. Debería de ser un requisito indispensable para poder ejercer distintas profesiones, pero lamentablemente no es así y debemos lidiar con depende qué tipo de situaciones que nos pueden descolocar y generar frustración. A mí, personalmente, me arruina el día una persona que no sea capaz de controlar y disimular su apatía por un mundo ajeno al suyo.

Os dejo este corto que me envió hace unos días una de esas personas con magia que saben qué tecla es la importante para activar sonrisas, de esas que hay que cuidar, de las que sería genial compartir, de las que son un regalo conocer.
Es de la Dra. Brené Brown que ha estudiado la vulnerabilidad, el coraje, la dignidad y el remordimiento y que, en una conferencia para la organización RSA, expuso que hay personas que evitan conectar con otras para no sufrir, frente a otras con más disposición a ser vulnerables… las que nos permitimos sentir y conectar con otros.

Prefiero sufrir y conectar… ¿Y tú?

2 Comments

  • Juan Diego dice:

    Excelente exposición. Sencillez, que no simpleza y profundidad, que no oscuridad. Y lo grandioso de preferir un mundo rosa y además respetar a los que les gustan negros. Tan solo que me dejen elegir a quién me arrimo. Y, al hilo de eso preguntaría ¿cuánto mejoraría la vida si realmente eligiesemos con quién queremos relacionarnos y con quién no?

    • Gemma Pérez dice:

      Gracias por tu comentario. Es importante poder elegir, la vida sería perfecta…
      ¿Y si tuviéramos varias vidas?… ¿Quizás perdería el encanto?..

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