El acto de evaluar… el mosquito de los maestros

6 de la mañana y hay un mosquito que me tortura tanto como el momento de evaluar a nuestros alumnos. Reviso y reviso los ítems y no encuentro mucho del trabajo que hemos realizado en las aulas, entonces repito la misma frase de cada trimestre y especialmente de cada final de curso: «Evaluar acaba con el proceso de aprendizaje»… Porque no es sólo reflexionar sobre cada uno de los alumnos, es poner un número a todo un curso de construccion.

Actualmente estamos viviendo una revolución educativa. Considero que siempre ha existido, que en muchas partes del mundo ha habido profesores y pedagogos que han resoplado ante las tan poco acertadas leyes educativas, los boletines y el corsé al que se veían obligados sin tener entonces capacidad de movimiento. Pero ahora contamos con la posibilidad de expresarnos a través de las redes y muchos son los profesionales que cuentan con su propia página para vomitar aquello que le destroza los higadillos, como el hecho de tener que calificar.

Las cosas no han cambiado, ni creo que cambien en exceso. Sí nuestra forma de enseñar, sí nuestra actitud ante una clase y sí nuestra auto exigencia para brillar más en el ejercicio de nuestra profesión, pero lo más importante permanecerá intacto pues, irónicamente, no depende del maestro, sino de políticos que juegan con el sistema educativo a querer saber de todo.
¿Y si dejas de preocuparte por calcular la nota que debes poner para así disfrutar de recordar todo lo que este curso ha aprendido y que no viene en el listado de objetivos mínimos que debe conseguir?

Esa es la verdadera revolución, quizás las cosas no cambien, quizás me encuentre el curso que viene ante estos mismo boletines… pero en mi aula, cuando cierro la puerta, soy yo la que mando.

Revolución ante el sistema educativo obsoleto, estreñido y anestésico que intenta acabar con la creatividad de los alumnos, revolución ante un sistema educativo numérico y preocupado por certificaciones y títulos, revolución al miedo por cumplir normativas que no tienen sentido.

Querido maestro… sé rebelde, con criterio, con confianza, con respuestas, pero no te quedes indiferente.

 

Si la gente pudiera ver que el cambio se produce como resultado de millones de pequeñas acciones que parecen totalmente insignificantes, entonces no dudarían en realizar estos pequeños actos.

Howard Zinn

 

 

 

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