La vida en 39 pasos

Nacemos y a los pocos meses ya intentamos salir corriendo. Sorprendentemente, en ese tiempo todo el mundo nos empuja a hacerlo. Nos cogen de los brazos y nos sueltan a los peligros de golpes asegurados. Entonces no pasa nada, son parte del crecimiento, un buen chichón es la prueba irrefutable de que has comenzado a vivir la aventura de dar pasos hacia adelante.
Continuamos nuestra aventura, encantados de que nos dejen hacer, poco a poco vamos cogiendo el gusto por dar pasitos a lo loco… desconociendo que estos cada vez se harán más seguros ( y aburridos)… y un buen día las mismas personas que nos lanzaban al vacío nos sorprenden con un “no”… no vayas allí, no te levantes, no corras… ¡se acabó nuestro tiempo de desmelene por la vida!.

Ahora ya son todos peligros, normas y caminos asfaltados por los que debes caminar… y esto ya no cesa, porque conforme cumplimos años los caminos se vuelven más estrechos y acompañados de las responsabilidades, la rutina y los zapatos cómodos que te permitan caminar sin sentarte un ratito en el bordillo, esperando a ver qué pasa si decides hacer una huelga en tu andadura responsable.

 

Hay quien dirá que eso es la vida, elegir un camino y llevarlo hasta el final, aunque el paisaje te resulte desolador,  otros opinan que eso es ser espectador de tu vida… diversidad de opiniones, el alma de la fiesta.

 

Elegir debería de ser algo que fuera intrínseco, como respirar, como abrir los ojos cada mañana… pero es simplemente una opción: elegir o dejar que decidan por ti.

 

Estoy segura de que me he equivocado muchas veces, pero cuando me enfrento a mis alumnos simplemente dejo hacer… observo el camino que han elegido y cómo avanzan por él… ya llegará el momento de las reflexiones en equipo… y la pregunta es… ¿les dejo caer?… es probable que a veces les recoja del suelo, pero el resultado habrá merecido la pena…

 

No somos dueños de nuestra vida, esto es una realidad que a veces nos cuesta entender y que provoca que no tomemos medidas al respecto. Caminamos como el pequeño que cree que no le van a pillar hasta que le cogen por lo brazos y le recolocan en una camino mucho más seguro… muchos más aceptado…

Huyamos, ahora que tenemos tiempo y comencemos a elegir, a dar tantos pasos como queramos, a veces como gigantes y en ocasiones lentos y cansados… pero nuestros, al ritmo que nos marquen los deseos, las intuiciones, las experiencias…

 
A veces nos pasa que descubrimos el arte del senderismo y nos ilusionamos hasta tal punto que cualquier parada en el camino es motivo de frustración, el momento en el que aquello que encontraste, y por el que te motivaste a emprenderlo, se aparta para dejarte paso… y es que cuando eliges un atajo también debes saber aceptar que muchos no tienen salida y que antes de lo que esperabas ya tendrá un final.
Disfrutar, esa dicen que es la clave.

 

39 pasos y muchos caminos por recorrer…

 

 

Y es que a veces no es tan importante seguir una senda como deshacer nuestra senda, coger otra diferente y darte cuenta de que hay otra forma de ir a un lugar.
Albert Espinosa (El mundo amarillo)

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