El arte de comunicar

La comunicación es casi una necesidad biológica, una norma establecida, la base para acabar con los conflictos y el alma para generarlos. Es la que construye y destruye pasiones, la que nos forma, fundamental en el proceso de madurez y clave en la infancia. Es una de las piezas del puzle para la supervivencia, estratega y la mejor aliada para poner los puntos finales a las historias. Es, sin duda, la invitada especial.

Quizás por eso considero que no le dedicamos la atención que merece, nos saltamos el protocolo y no nos preocupamos de fijarnos a la hora de utilizar algo con un potencial imposible de cuantificar, un arma para quien sabe utilizar este arte.

Comunicación… communicare: “Compartir algo, poner en común”. Es demasiado sencillo para hablar de un fenómeno inherente en las relaciones, que nos permite convivir en grupo.

Hay verdaderos artistas de la comunicación, gente con la que hablas y dos segundos después te has impregnado de ellos y, mientras observas como las palabras fluyen con una naturalidad, limpieza, elegancia y fluidez sorprendentes, te parece estar escuchando una banda sonora, como si esas personas llevaran incorporado un hilo musical, para hipnotizar. Son triunfadores y socialmente tan adaptados y queridos que terminan convirtiendo su vida personal y laboral en un éxito asegurado al ritmo de Iván Ferreiro.

Hay una parte innata, otra cultural y mucho de precisión… escoger, como todo en la vida, esa es la clave, escoger las miradas, los gestos, las posturas, la ropa, los espacios, el discurso, el vocabulario… y los silencios, a los que sin duda deberíamos de dedicar un capítulo especial.

Contamos con las mayores creaciones de la historia gracias a esta habilidad, tendríamos que tener la obligación de manejarla con magia. Pero no es así…

Hay torpes comunicando y hay muchos torpes escuchando… y eso que esta es la guinda de la sociabilidad. Entonces, en solitario, para no meter en exceso la pata, empezamos a pensar qué es lo que hemos hecho mal… por qué no sabemos trasmitir, escuchar o interpretar…

Debemos enseñar en las aulas este arte y potenciar en nuestros alumnos la habilidad de comunicación, más que matemáticas o lengua. Estamos hablando del motor que moverá el resto de habilidades. Saber cómo, cuándo y qué decir les abrirá las puertas en el mundo empresarial, sea del sector que sea.

Y debemos empezar practicándolo a través de la relación profesor – alumno. Si nosotros prestamos atención en cómo comunicamos, nuestros alumnos terminarán contagiándose. Miradas, posturas a la hora de dar clase, silencios, tono de voz, la rapidez con la que expresamos ciertas ideas, la emoción… un coctel de puntos básicos para que consigamos el efecto deseado en nuestros alumnos y todo, absolutamente todo, lo que ocurra en el aula sea transparente, importante para generar y mantener la confianza en este equipo de trabajo.

 

Hace unos meses pude asistir a una charla que daba Arancha Gayoso, consultora internacional en recursos humanos, experta en negociación para mejorar los resultados empresariales y en detección de mentiras y posibles engaños. En esta jornada confirmé que, a la hora de la comunicación, hasta la respiración juega un papel importante. Ya no se trataba de hablar de protocolos y corrección a la hora de una entrevista de trabajo, se trataba de entender las señales que nos indican que algo nos estamos perdiendo en una conversación. Además nos da los ingredientes para que nosotros también seamos unos comunicadores de excelencia capaces de contagiar a nuestro “adversario”. Dejo aquí los que más me han gustado:
Habla al inconsciente: Deja los argumentos racionales temporalmente aparcados y habla directamente a las emociones y al inconsciente. Los estudios demuestran que las decisiones más importantes las tomamos desde la parte emocional (el miedo, el amor, el sentido de pertenencia, el deseo, la pérdida, la alegría, le enfado…) y luego es la parte racional y lógica la que trata de explicar estas razones a los demás e incluso a nosotros mismos. Si además del inconsciente y las emociones, usas imágenes en lugar de palabras, el impacto estará garantizado.
No invadas: Siempre nos han dicho lo importante que es el contacto ocular cuando hablamos con los demás. Nos hace parecer más honestos, más interesados en el otro… pero cuidado con invadir al otro o hacerle sentir incómodo. Si al otro le parecemos una amenaza estamos construyendo una gran barrera entre nosotros. Lo mismo ocurre si te están grabando en video. Mira directamente a la cámara si crees que la audiencia estará de acuerdo contigo, pero si no estás seguro o piensas que están en contra, habla sin mirar tan frontalmente.

 

Pide más de lo que quieras: Las investigaciones concluyen que la mayoría de la gente es más propensa a concederte tu petición si anteriormente has hecho una petición mayor y ésta te la han denegado. Por lo tanto, pide más de lo que quieres o necesitas, porque tras un primer no, suele seguir un sí.
Entusiásmate: Las emociones son contagiosas. Si eres una persona apasionada y que transmites entusiasmo por tus ideas, con tu voz, con tu cuerpo… los demás también sentirán emoción.
Usa emociones intensas (positivas o negativas): Si hablamos de comunicación e influencia viral, cualquier emoción intensa y fuerte (ya sea positiva o negativa) se transmite exponencialmente en comparación con los mensajes más neutros.

 
«La comunicación no verbal es el canal privilegiado de expresión de lo que se piensa y no se dice. El cuerpo nunca cesa de hablar. Incluso, cuando dormimos los movimientos del cuerpo y las expresiones faciales manifiestan las emociones propias del sueño», explica Sergio Rulicki, antropólogo y autor del libro Comunicación no verbal.

 

Dentro de todo el proceso comunicativo somos conscientes de la importancia de esa parte no verbal que tienen más valor que las palabras, entre ellas el silencio, mi gran enamorado.

 

Sin duda las cosas más importantes ocurren en silencio, se dicen en silencio y se escuchan en silencio… sin embargo somos incapaces de convivir con él en nuestras relaciones sociales. Es algo cultural, nos asusta porque no sabemos interpretarlo y sin embargo sabemos que es el mejor agente comunicador de estados emocionales.
Haragei, “arte del vientre”: insinuar, en silencio y a partir de aquí comunican sentimientos y pensamientos que no podrían transmitir a través de la palabra. Los japoneses cuentan que, si deben de recurrir a la palabra para trasmitir sentimientos, no serán sinceros.
En occidente, aunque socialmente no tenemos aceptadas estas pausas interminables, no todos seguimos un mismo criterio. Hay quien comunica a través de silencio, a quien los acepta y entiende y están los que conforman historias subjetivas a partir de las no respuestas que no sabemos interpretar. Y esto no nos facilita nada las relaciones interpersonales.

 

Cuando leo sobre estos temas, y descubro las distintas maneras que tenemos de comunicar lo mismo, me pregunto cuánto hemos perdido por no sabernos entender en nuestras relaciones. Cuántas historias, cuántas emociones, cuántos finales, cuántas risas, cuántas miradas… que se pierden en discursos sin sentido y en silencios no entendidos.

 

Sin duda el silencio es la mejor parte de la historia… y debemos aprender a disfrutar de ese momento. ¿Nunca has estado con alguien simplemente mirándote? … si te paras a pensar en esto descubrirá que ese momento se rompió por un ¿qué miras? o ¿qué pasa?… tenemos que buscar las estrategias para ser capaces de soportar esos momentos que nos llenarán de energía, que nos contarán mucho más de la persona con la que estamos compartiendo ese momento, que recordarás más que cualquier palabra y que, sin duda, hará que lleguéis a un acuerdo.

 

Algo tan bonito necesita un capitulo especial…

 

Después del silencio,

lo que más se acerca a expresar lo inexpresable

es la música.

A. Huxley

 

 

También podéis leer Cuando el silencio está lleno de mensajes.

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