“Muéstrame a una persona sin miedo y te mostraré a un idiota”
Lo leí una vez en algún lado y ya nunca lo olvidé porque define claramente la importancia de conocer esta sensación. El miedo es parte del proceso de aprendizaje, es parte del desarrollo, del cambio que vamos experimentando en nuestra inevitable aventura a la madurez. No importa la edad, siempre tendremos miedo a algo, a lo nuevo… a lo bueno.
A veces este miedo nos hace renunciar a cosas que realmente deseamos y que en nuestro interior soñamos con hacer. Entonces caemos en una rutina, la costumbre que nos da una comodidad, una comodidad ficticia y, en numerosas ocasiones, parte importante de la frustración. El cambio significa desarrollo y si no nos enfrentamos a los miedos no podremos disfrutar de ese crecimiento que nos ofrecen las nuevas experiencias. El reto de vivir…
¿Cuántas cosas dejamos de hacer por este miedo? Espero que ninguna, porque debemos de ser conscientes de que si no nos enfrentamos a él, no avanzaremos.
Neofobia, así se denomina ese miedo a lo nuevo. En psicología se define como un miedo persistente y anormal de algo nuevo. En su forma atenuada, puede manifestarse como la falta de voluntad de probar cosas nuevas o romper con la rutina.
En infantil este término se utiliza especialmente para hablar del tema de la nutrición y la aversión de los más pequeños a probar nuevos alimentos. De la misma manera a enfrentarse a nuevas situaciones desconocidas para él… como a ese gran día que es la llegada al colegio. La responsabilidad de las familias y educadores es acompañarle en este paso hacia adelante con las estrategias adecuadas.
Mira al futuro con la seguridad de que alguien lo hizo antes, camina con la motivación que nos da llegar a la meta y no dejes de pensar en que siempre habrá merecido la pena.
Siempre hay una primera vez para todo…