Tomando decisiones…

Jamás dejes que las dudas paralicen tus acciones. Toma siempre todas las decisiones que necesites tomar, incluso sin tener la seguridad o certeza de que estás haciendo lo correcto

Paulo Coelho

La vida no es otra cosa sino un montón de decisiones que vamos tomando y que nos ayudan a definir nuestra historia. Lo bueno es que el camino no es algo rígido, sino que podemos girarlo e incluso retorcerlo como si se tratara de una cuerda. Tomas una decisión, te equivocas y vuelves a empezar. Así de sencillo.

Estas decisiones pueden ser racionales o irracionales. Estas últimas son las responsables de que, en muchas ocasiones, tengas que parar en el camino a respirar para poder continuar con las mismas ganas y con la misma fuerza con la que empezaste.

Tenemos inevitablemente muescas en nuestro recorrido. Momentos que nos dejan huella y que de alguna manera nos cambian. Y de nada sirve descansar mucho tiempo, pues las consecuencias ya está ahí, en la memoria y en la historia que conforma tu vida, de nada sirve plantearte muchas veces que hubiera pasado si… pasó… poco más podemos añadir. Entonces empieza el proceso de reconstrucción, ese en el que vas cogiendo pieza a pieza mientras desglosas cada uno de los pasos que diste para llegar a tomar aquella decisión que te ha hecho un nudo en la cuerda de las experiencias. No tiene por qué ser un nudo feo, no tiene por qué ser una parada que no te satisface, sencillamente es una decisión que no ha encajado en tu vida y cuyas consecuencias afectan inevitablemente al ritmo que emprendiste, hace ya algunos años, al conseguir el premio gordo del raciocinio.

Nadie sabe los finales, de otra manera sería muy fácil encajar las piezas del puzle, pero debemos aprender a ser sacos de boxeo para enfrentarnos a los imprevistos, a la historia contada desde otra perspectiva, a una película que es probable que no quisieras ver pero que ha sido taquillazo en tu vida, cuando ni tan siquiera lo buscaste.
Reconstruirse es un arte, levantarte con una sonrisa a la mañana siguiente de conocer que no acertaste es una habilidad que muy pocos practican. Se trata de ir cogiendo los trocitos e ir buscando el lugar exacto en el que van para después enfrentarte a unos días diferentes, intensos, una nueva micro vida dentro de la vida. Porque eso es lo que somos, montones de micro vidas peleando por ser la protagonistas del baile.

Un amigo dice que somos emociones, quizás por esto nos enfrentamos tan torpemente a los acontecimientos y es que, hasta hace poco, saber gestionarlas no se contemplaba como aprendizaje, estaban ahí (trabajando a su ritmo) y teníamos que buscarnos la vida para vivir (o convivir) con ellas.

Algo parecido me pasa a mí, visceral a más no poder, no las gestiono sino que las voy expulsando como si me convirtiera en la niña del exorcista con cada nueva experiencia. Entonces me miro ante el espejo y descubro que voy cambiando en función del día, mi expresión, la sonrisa, la mirada… camaleónica con lo que siento, camaleónica con mis decisiones y con las experiencias.

¿Qué hacer?… seguir tomando decisiones, buenas o malas seguro que eran importantes y aprender a gestionar lo que sentimos ante lo que nos va ocurriendo y con lo que nos va ocurriendo.
Ser los empresarios del maravilloso mundo de decidir qué vamos a hacer a cada minuto es lo mejor que nos ha podido pasar en la vida, un derecho que cuidar y un espacio vital al que no debemos dejar acceder a nadie.
Debemos establecer unas normas básicas, pero importantes, para facilitar el enfrentamiento ante los posibles incidentes que puedan surgir:
Tomarlas con el corazón, llevarlas a cabo con pasión y, la más importante, no arrepentirte del camino elegido.

 

Dejemos entonces que las decisiones sigan teniendo su papel protagonista al levantarnos por la mañana, que las emociones ayuden a que estas fluyan y reinventen nuestra vida, sigamos disfrutando de los aciertos y aprendidendo de los errores… disfrutemos de la historia contada por la espontaneidad que debemos tener a la hora de elegir esos retos con los que nos enfrentamos. Vive, sin dejar que el miedo termine estando en la cartelera de tu historia.

Me dijeron que hay que hacer locuras y simplemente dejarse llevar por lo que nos vamos encontrando, decidir sin pensar en qué pasará mañana, arriesgarse a perder o ganar… y sé que esto debe ser así, permitir que las emociones tengan el protagonismo que les corresponden…

¿Y tus decisiones? ¿Descolocan tu vida?…

…yo por si acaso me voy a parar un segundo en mi camino de emociones descontroladas, a reinventarme y a decubrir cómo enfrentarme al día siguiente, a reflexionar (eso sí, con el corazón) qué camino voy a seguir, a aprender un poquito a gestionar tanto deseo, a reconocerme ante el espejo, a entender esta vida de micro vidas en plena batalla por brillar y a seguir estableciendo la serendipia como una parte fundamental en mi vida.

 

Serendipity…

Finding something good without looking for it

 

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