Vivir contenidos…

Lo que nos define son las experiencias que vamos teniendo en nuestra vida, las buenas, las malas, la importantes y las triviales… sin duda… es cada momento el que te va modelando y creando. Somos lo que hemos vivido y en muchas ocasiones esto provoca que estemos contenidos porque sabemos que, si recuperamos ciertos momentos de nuestra historia, quizás nos costaría levantarnos cada mañana.

Estaba viendo la película “Del revés” y ella me vino a la cabeza. Y con ella me refiero a mi madre. Aunque no suelo hablar de estos temas, en esta ocasión se merece un pequeño espacio.
Vamos descartando recuerdos dolorosos, maquillamos los tristes y no permitimos que esta emoción tenga el lugar que le corresponde… esta fue mi conclusión de una película infantil que sin duda me hizo llora. Entonces entendí que vivimos contenidos.

 

Contengo las carcajadas, las lágrimas sin motivo, las muchas justificadas, las conversaciones sin sentido, los te quiero, los me acojonas, los miedos, los suspiros que nos dejan sin aliento, las ganas, las opiniones, los enfados. Contengo las ganas de estar, o de volver, lo que te contaría si te tuviera delante, las sonrisas espontaneas en plena calle, las ganas de correr y las muchas de cerrar los ojos.
Contengo los sueños en lo que estás y aquellos en los que no me acompañas, las ganas de verte, las de huir, las de gritar. Contengo caricias y muchas palabras que se quedan a medio decir, contengo pasiones y abrazos…

 

No es por ti ni por mí, es por una vida de experiencias que nos hace vivir a medias.

 

 

Cuando mi hermano murió durante un tiempo solo pilotó en nuestra casa la tristeza, le tocaba trabajar, era lo que correspondía… pero pasan los años y muchos recuerdos los vamos almacenando, que no se olviden, que a veces te vengan y se vayan sin doler… pero que te permitan sonreir.
Poco a poco recompones el corazón a trozos y probablemente deformado y, aunque llegan momentos de absoluta felicidad, descubres que la tristeza también quiere participar, porque hay algo que falta, porque es él que falta… esta es la explicación a tu pregunta de la otra tarde… ¿Por qué si sé que estoy tan feliz me siento triste?… porque hay dos pilotos controlando tus emociones. Porque te mereces reír a carcajadas aunque su imagen te venga en un flash a recordarte que no está. Y debemos poder llorar mientras reímos o reír mientras lloramos sin miedo a confundirnos, sin sentirnos mal.

 

 

No me pongo límites, no me acuesto enfadada, soy impaciente para terminar todo en el mismo día y no hago planes porque me da miedo que no haya un mañana… y todo contenida por los recuerdos. A veces bajamos al trastero de los descartes, de ese montón de momentos que nos pueden tocar la fibra y escogemos uno… quizás entonces tengamos eso que llamamos desequilibrio emocional pero…¿y qué más da?… llora, ríe, grita y hazlo todo a la vez… cuando acabes, todo estará como lo dejaste.

 
Recordar es lo que nos define, no dejes de hacerlo…

 

Tenemos que permitirnos expresar lo que sentimos para no morir mientras vivimos…

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