Francesco Tonucci… «Los adultos somos peores si no nos controlan los niños»


No recuerdo querer cambiar el mundo, ni que me incentivaran a investigar… eran otros tiempos, una época en la que nos teníamos que estudiar de manera literal el contenido del libro… y no seríamos muy distintos a los niños de ahora, la diferencia está en la falta de estimulación, de curiosidad que en aquellos entonces no priorizaban despertar, centrando la atención en cumplir unas programaciones y finalizar el contenido de un libro.
Cada vez más maestros comienzan a macar la diferencia, a dejarse llevar por la motivación y por la actitud de ser precursores del cambio. Ole por ellos y gracias por esa dedicación que ayuda al resto a tomar decisiones.
Pero esto no es algo de ahora, hay muchos profesionales que han trabajado para que el mundo se parara y nos bajáramos unos cuantos a construir esa transformación tan necesaria en las aulas.
Francesco Tonucci es un pensador, psicopedagogo y dibujante que no quiso estar al margen del panorama que se estaba preparando para los niños y quiso implicarse en un cambio. Podemos esconder la cabeza y dejarnos llevar por lo establecido o podemos mojarnos con el riesgo a que no nos gusten las piedras que nos pongan en el camino. Eso depende de nosotros.
Una de las principales bases sobre las que trabajaba Frato es que la escuela debe tener en cuenta las experiencias vividas de los alumnos en su vida cotidiana y será eso lo que nos ayude a los maestros a trabajar en clase.
Este profesor tiene claro cómo debería de ser la educación, crear personas libres, individuales, con la capacidad de respetarse.  No sólo debe cambiar la escuela, debe cambiar la práctica del maestro, debe cambiar la ciudad en la que habitan los niños, debe cambiar el mundo. 
Hay muchas afirmaciones de Tonucci que nos ayudan a reflexionar:
  • «… los maestros deberían aprovechar los momentos de libertad y juego de los chicos para observarlos, ver los aspectos de su carácter y las actitudes que normalmente en clase no se revelan. (…) no para usarlas contra ellos, sino para conocerlos más».
  • «Los chicos tienen que llegar a la escuela con los bolsillos llenos, no vacíos, y sacar sus conocimientos para trabajarlos en el aula. (…)
  • Si fueran escuchados, los niños podrían llevar a la escuela su propio pensamiento.
  • «La escuela utiliza la desconfianza y eso produce una evaluación negativa basada en lo que el chico no sabe hacer. Apoyándose sobre lo que sí sabe hacer bien, la escuela debería motivarlo a recuperar y a ganar lo que no tiene como una conquista. (…) La escuela transmisiva supone que el niño no sabe y va a la escuela a aprender, mientras el maestro enseña a quien no sabe. Esa es una idea infantil, que piensa al niño como un vaso vacío, mientras el maestro vierte conocimientos que llenan al niño gradualmente. (…) El niño sabe y es competente y va a la escuela para desarrollar su saber».
  • «La escuela debe ser capaz de leer la realidad concreta que rodea al niño. La geografía es la de su barrio, la historia, la de su familia».
  • «(…) la escuela de todos no se ha convertido en la escuela para todos».
  • «Una escuela que quiera ser realmente una escuela de todos y para todos, debe preocuparse por ofrecer a todo el mundo aquellas bases, aquellas motivaciones, aquellos modelos culturales imprescindibles para construirse un patrimonio de conocimientos, de habilidades, de competencias».
  • «Paradójicamente, podríamos afirmar que tienen éxito en la escuela los que no la necesitan. La escuela, que debería contribuir a introducir la igualdad entre los ciudadanos, por el contrario alimenta las diferencias».
  • «En la institución escolar no ha cambiado nada porque se ha dejado completamente al margen de este proceso de transformación a los profesores».
  • «Una reforma real de la escuela debería nacer de los que trabajan en ella”.
  • «El profesor no es el saber sino el mediador del saber».
  •  “Hay un conflicto que los niños notan: Los adultos los quieren mucho, pero los escuchan nada»
En los últimos tiempos el mundo ha reducido la velocidad y tenemos la oportunidad de buscar nuestra parada, reflexionar y cambiar.
¿Te animas?

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