La importancia de las palabras…

A veces somos incapaces de dar muestras de cariño, transmitir admiración o buscar las palabras adecuadas para expresar lo mucho que una persona significa para nosotros. Esto es algo que se aprende: se aprende a reconocer el sentimiento y categorizarlo y se aprende el vocabulario adecuado y la valentía de soltarlo en una conversación como quien habla del tiempo. Son habilidades que debemos enseñar a nuestros hijos, ahora que nosotros vivimos en un bloqueo emocional incapaces de solucionar…

 

La cosa cambia cuando vamos a hablar de algo material, somos capaces de hacer definiciones que nos dejarían sin habla si alguien nos describiera de esa manera, atendiendo cada detalle y buscando las palabras adecuadas para contarnos qué sienten… dando datos íntimos de las muchas prestaciones que tiene aquello que ha hecho suyo o que desearía poder conseguir. (Trabajamos 12 horas diarias por el coche de nuestros sueños, pero que no nos partan el corazón… seamos precavidos…)

 

Así es el mundo… así hemos decidido que sean las cosas y muy a nuestro pesar no queremos cambiarlo… quizás porque sabemos que ese objeto no nos va a responder… estará indiferente a lo que le estamos contando… un desperdicio de emociones mal dirigidas…

 

¿Y si intentamos hacer una combinación y buscamos, en aquellos objetos que nos apasionan, el reflejo de las personas que tenemos a nuestro alrededor?… ¿practicamos…?… ampliemos nuestro vocabulario…
Hablemos de moda… eso que llena las redes en esto momentos y que es casi más importante que temas como educación o economía, pues podemos seguir estando a la cola en muchos aspectos, pero sin ser horteras…

Mi pasión: los bolsos…
No debe de faltar en el armario, te salvan la vida… literalmente. Puedes tener un ropero esquelético y básico y terminar llamando la atención gracias a ese detalle útil al que a veces no prestamos la atención que se merece.

Es el complemento perfecto para cada día…pero… (este “pero” anularía todo lo anterior), solo si sabes llevarlo y elegirlo.
Personalmente me decanto por los bolsos que puedo llevar a todos lados, en todas las ocasiones. Los discretos pero elegantes, esos que cuando llegas a una reunión dejan de mirarte a la cara, los que combino con mis vaqueros y una camiseta básica y aún así sigo sintiendo que estoy preciosa. Me gustan los que sabes que no pasarán de moda, los que tendrás toda la vida aunque un día decidas no ponértelo, aquellos de los que no eres capaz de desprenderte y que no podrías imaginar no tener. Me gusta si recuerdo exactamente el día en el que llegó a mi ropero y con toda seguridad tenga una maravillosa historia detrás, que contarás a tus amigas/os cada vez que te hagan alusión a él. Tienen que hacerme sentir cómoda y ser capaces de guardar todo aquello que para mí es importante… y como no, me gustan los de marca… aquellos que esperan impacientes en su escaparate a que trabajes las 12 horas diarias durante mucho tiempo y que aún así creas que no vas a conseguir. Y si lo haces, si algún día decides entrar en la tienda y lanzarte a la aventura de dejarte tus pocos ahorros en aquel complemento, sin duda le habrás otorgado el lugar que le corresponde en el armario.

 

No soy un experta en moda, por lo que espero que las/os profesionales disculpen mi atrevimiento, solo hablo de bolsos, o de personas… tú decides…

 

Observar a las personas y ser capaces de buscar las palabras adecuadas… practiquemos… que no digan que no lo hemos intentado…

 

Si ese par de zapatos negros que tienes en el armario te hacen sonreír, valen más de lo que cuestan

– Holly Golightly de Cool & chic

 

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