Parte de mi vida… El Principito


Tenía 11 años cuando este libro formó parte de mi librería. Recuerdo el momento exacto en el que me lo regalaron y, por supuesto, recuerdo quién fue la persona que me lo regaló, pues forma parte de esas grandes historias que tengo de los veranos de mi infancia. No lo leí hasta un año después, tras la muerte mi hermano, momento en el que quizás necesité huir de la realidad, de las experiencias que me tocaba vivir. En algún momento cogí ese libro y se convirtió en mi favorito, en mi libro de cabecera, en un referente a la hora de enfrentarme a la rutina sin el olor al verano infantil…Cuando las cosas deberían de ser más fáciles.
Hace poco Alejandro, uno de mis alumnos y a estas alturas una prolongación de mi vida, me regaló una agenda cuya portada era el cuento del Principito diciendo que sabría que me iba a encantar pues era conocedor de que se trataba de un libro muy especial para mí. Lo recordó y yo descubrí que en contadas ocasiones hablo de él. Es merecedor de un espacio en mi espacio, de volver a abrir sus páginas y recordar todo lo que aprendí hace ya muchos años.
El principito con más de 70 años a sus espaldas, aun con la imagen de parecer un libro infantil, es muy revelador para los adultos pues nos pone de manifiesto  esa mente cerrada con la que vivimos en el mundo en contraposición con los niños. Sus observaciones sobre la vida, la naturaleza humana, es base de reflexión y, si le dedicáramos unos minutos, nos daríamos cuenta de que con la madurez llegan los errores.
“Quiero dedicar este libro al niño que una vez fue esa persona mayor. Todas las personas mayores han sido niños…pero pocas lo recuerdan”
En un artículo, el Mundo, resume en 10 mandamientos la columna vertebral del libro:

  1. “Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos”: Lo valioso no es material.
  2. “Las personas mayores no son capaces de comprender las cosas por sí mismas. Es muy aburrido para los niños tener que darle explicaciones una y otra vez”: Valorar la simplicidad de las cosas.
  3. “Uno es responsable para siempre de lo que doméstica”: Valorar la amistad, el cariño… «Yo no te necesito, tú tampoco tienes necesidad de mí, pero si me domésticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo»
  4. «Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un sabio». Conocer y comprender las limitaciones.
  5. «Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras, me perfumaba y me iluminaba, ni debí haber huido jamás». Debí haber adivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla«. El valor que tenemos que darle a las experiencias y lo que aprendemos con ellas.
  6. «Amor no es mirarse el uno al otro, sino mirar los dos en la misma dirección».
  7. «Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo: ‘Soy un hombre serio, soy un hombre serio’, lo que le hace hincharse de orgullo. ¡Pero eso no es un hombre, es un hongo!»
  8. «A lo mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo jamás preguntan lo esencial del mismo. Nunca preguntan: «¿Qué tono tiene su voz» ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?. Pero en cambio preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?. Solamente con esos detalles creen conocerte». Valorar a las personas por lo que son, no por lo que tienen.
  9. El Principito le pregunta al avaro qué hace con todas las estrellas que posee. – «Nada, solo las poseo», le responde el financiero. – «Y ¿para qué te sirve poseer las estrellas?», le dice el héroe ficticio. – «Me sirve para ser más rico». Para comprar más estrellas si alguien las encuentra». – Pero «¿Cómo se pueden poseer las estrellas?».
  10. Todas nuestras acciones tienen consecuencias. «Nada en el universo sigue siendo igual si en alguna parte, no se sabe dónde, un cordero que no conocemos ha comido, o no, a una rosa…».

Este fin de semana me he reconciliado con él y aquí lo tengo, justo a mi lado, mirando cómo le acomodo un espacio en mi mundo virtual, otra vez protagonista de mis días. Se nota que los años han pasado por él, con sus mudanzas y las experiencias que hemos vivido juntos. Me toca mimarle un tiempo, volver a ponerlo junto a mi cama.
Disfrutadlo, entenderlo, reflexionarlo y compartirlo… se convertirá en indispensable.
“Caminando en línea recta
no puede uno llegar muy lejos”
Fuente: El mundo

2 Comments

  • Sandra Arjona dice:

    Es mi libro favorito!!! me sé cada frase!!!!! creo q tu tb eres mi sererpendia!! yo no recuerdo que edad tenia, pero también era muy peque cuando lo leí!!
    mi frase favorita: es el tiempo que pasaste con tu rosa, lo que la hizo tan importante….pero solo es una de las cientos de favoritas restantes, cada palabra me cautiva, cada vez que lo releo, me enseña, y cada vez que lo regalo crezco.

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